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Infertilidad/Esterilidad: La importancia del apoyo

  • Carla Di Lucca Santiago
  • Mar 2, 2019
  • 4 min read

Updated: Oct 19, 2020



Nos casamos hace 13 años, y soñábamos con tener dos hijos: una parejita. Tomamos nuestro curso prematrimonial con nuestros líderes y pastor. Nos preparó en muchas áreas. Aun así, me hubiese encantado que incluyera cómo manejar el entorno, los comentarios, los síntomas mientras la vida se vira patas para arriba y escuchas por primera vez eres infértil y tu esposo tiene problemas también. Pasan los años, tus primas ya son abuelas y tú sigues en el mismo lugar: esperando, soñando.


Tengo 7 fibromas uterinos y ovulación ausente. ¿Los síntomas? Dolores abdominales fuertes antes y durante la menstruación, sangrados excesivos que me han provocado anemia. He sido operada en 3 ocasiones, algunas para remover tejidos y masas dentro del útero. El ginecólogo me ha mencionado que, eventualmente, tendrán que sacarme la matriz para evitar las constantes operaciones. Por otro lado, en cada operación sientes el dolor, los síntomas adicionales, el reposo, el poner en pausa todo para tratar de recuperarte física, emocional y espiritualmente. No puedes evitar preguntarte: ¿Por qué me sucede esto a mí?


El impacto en nuestra relación ha sido incalculable. En nuestro caso ambos tenemos diagnósticos (ese tema es para otro día). Por un lado, es menos doloroso porque ninguno se siente culpable de ser el impedimento para que el otro cumpla su sueño de ser padre. Por otro lado, ambos estamos cargados de sentimientos y emociones fuertes, de impotencia y frustración en diferentes momentos. En la vida diaria, unos días tenemos mucha fe, otros días no podemos dormir, otros días no queremos estar con nadie, a veces estamos hablando de un tema y nunca sabemos cómo llegamos a la infertilidad, a veces lloramos y otras terminamos reclamando. Nuestro humor varía de momento a momento. Es una montaña rusa, es un duelo constante que parece no acabar porque lo vives mes tras mes. A esto se añade los comentarios que nos hacen sentir ignorantes, incompletos, excluidos. Muchas veces hemos optado por no compartir con personas que nos lastiman, no porque quieren, sino por que ignoran la realidad que vivimos.


Ante mi diagnóstico de esterilidad siempre pensé que pertenecer a una comunidad de fe haría mucho más llevadero el proceso. Tengo que decir que fue muy extraño que a medida que compartía mi condición con mis hermanos, no recibí la respuesta esperada. Les cuento que la respuesta de muchos era y aun es: ¡Wow estaré orando por ti!, nena todo al tiempo de Dios o quizá la voluntad del Padre sea que adoptes. Creo que muy pocas personas, por no decir ninguna, preguntan: ¿cómo te sientes?, ¿qué ayuda necesitas en el proceso? O ¿qué puede hacer la iglesia por ti?


Entonces el momento que más temía llegó: comencé a sentirme avergonzada de compartir este tema en la iglesia, pues la mayoría de las veces recibía los famosos regaños celestiales: ¡No tienes fe!, ¡te falta paciencia!, estás orando mal, entre otros. Cuando anhelas un hijo oras todo el tiempo por eso, tienes fe, le pones nombre, te lo imaginas. Pero los golpes constantes de los síntomas, operaciones y tratamientos te llevan a ver qué vas en la dirección contraria a lo que Dios ha dicho. En ocasiones, la tristeza te gana y no razonas. En ocasiones ha menguado mi fe, pues ha sido muy duro este camino ya que no es el más comprensible o el más predecible, no obstante, aquí estamos seguimos creyendo.


No pasó mucho tiempo cuando comencé a preguntarme: ¿Por qué las iglesias tienen grupos de apoyo para divorciadas, maltratadas, de ambulantes, adictas, con enfermedades terminales, depresivas? Sin embargo, no hay un grupo de apoyo para personas como yo. ¿Dónde está mi espacio para recuperarme? Tras muchos años de lucha con mi diagnóstico, he concluido que la iglesia en general opina lo mismo que los planes médicos, que la infertilidad no te limita a seguir con tu vida, ni es algo que va a matarte. Por esta razón, al igual que los planes médicos, ignoran las difíciles consecuencias que se esconden tras un diagnóstico de infertilidad o esterilidad.


Es por esto que como iglesia nos toca ser responsables pidiéndole dirección al Señor y capacitándonos en cómo atender temas difíciles como: la infertilidad, el duelo, el aborto, entre muchos otros. Mientras más añades más enriqueces. Nunca deben pensar que esto no es una amenaza potencial, para el matrimonio porque créanme si lo es. Educamos a las parejas sobre la pornografía, el adulterio, mala administración financiera, mala comunicación, hasta la menopausia, pero jamás he escuchado que alguien diga que la infertilidad puede poner en riesgo un matrimonio y mucho menos que se atreva a explicar por qué podría suceder. Una iglesia inclusiva es una iglesia que busca actualizarse con el fin de suplir las necesidades de su población. Una iglesia inclusiva se esfuerza también por las minorías.


La iglesia eres tú, la iglesia soy yo, por eso te invito a reflexionar: ¿Cómo puedo ser útil para la vida de parejas que no pueden tener hijos? ¿Qué necesito saber que aun no sé? Renovemos nuestro pensamiento todos los días. Inspirémonos para ser luz en la vida de otros.


El generoso prosperara, y el que reanima a otros será reanimado. Prov. 11:25 NTV

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