Infertilidad/Esterilidad: La sala de espera
- Rebeca Martínez
- Oct 31, 2020
- 2 min read
Updated: Nov 29, 2020
Llegué a esta sala hace unos años, luego de recibir varios diagnósticos. Con el tiempo, algunos se han sentado a mi lado, creamos vínculos, hicimos amistad. Conversamos, lloramos y reímos mientras esperábamos juntos. No todos han tenido que pasar por aquí, pero los que pasamos enfrentamos muchos retos y la incomodidad de toda sala de espera. Muchos han ido y venido, han llegado nuevos y los he conocido. En ocasiones siento que todos se han movido y sigo en el mismo lugar, que otros llegan más tarde y salen mas temprano. Cuántas veces ha venido alguien a decirme que pronto será mi turno, que todo estará bien, que esta sala no es para siempre.
En esta sala de espera cuánto he llorado, cuánto he reído, cuánto he aprendido. En ocasiones he querido salir corriendo, olvidarme de todo y no seguir en esa sala fría, llena de incertidumbre. Pero me lleno de valor luego de cada golpe, cada diagnóstico, cada operación, cada pérdida. Porque espero, anhelo el día que llamen mi nombre. He soñado tantas veces con ese momento, el momento en el que esta sala no sea parte de mi vida, de mis oraciones. Que esta sala sea un recuerdo lejano y que pueda celebrar haberla abandonado para siempre.
Sé que si no has pasado por esta sala, será difícil entender los que hemos tenido que someternos a ella, no por voluntad o por gusto, sino porque hemos recibido una promesa. En ocasiones pasan personas y me preguntan que si aun sigo esperando, me recomiendan otras salas donde avanzan más o pueden darme otro tipo de atención. A veces no saben que ya he estado en todas las salas y esta es la que me queda. La sala de espera.
Cuántas ocasiones me he preparado, he soñado con ser la próxima y no ha sucedido, continúo esperando. Cuántas veces me he desanimado, he pensado que espero en vano y he pensado que quizás nunca van a llamar mi nombre. Quizás te preguntes por qué no me he rendido, por qué sigo esperando. Porque en medio de todo, estoy segura que quienes esperan no serán avergonzados. Ya oigo los pasos de mi médico Amado, se está acercando, sé que soy la próxima en turno para recibir un milagro. Porque tu sala de espera no es cualquiera, sino es la sala de espera de nuestro Médico Amado. El resultado nunca es decepción, sino un MILAGRO.
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